El primer nivel es nombrado preconvencional: El infante solo conoce los actos como “buenos” o “malos”, conforme a la reacción que recibe por parte del contexto que lo rodea; él puede tener como resultado un premio o un correctivo. En él pueden encontrarse 2 niveles muy importantes:
- Estadio 1 El menor tendrá la capacidad de “juzgar” de acuerdo con el logro que obtenga o castigo que reciba por parte de los mayores. Solo piensa en cumplir lo bueno para respetar a su autoridad y no ser castigado.
- Estadio 2 El menor tendrá la capacidad de promover una reciprocidad; lo que considere conveniente para el “si tú me das, yo voy a recibir”, donde el menor trata de satisfacer las necesidades del “yo”.
El segundo nivel es nombrado convencional: Éste es promovido desde la etapa de la adolescencia, en éste el acto que realice la persona deberá tener un análisis de lo que los demás desean para yo poder promover un placer autónomo.
- Estadio 3 La lealtad al otro será lo más importante al realizar cualquier acción, buscando la valoración de “buen chico- buena chica” para una aprobación de alto nivel.
- Estadio 4 El deber será lo importante, mostrar el total respeto a la autoridad y lo que desea la sociedad.
El tercer nivel postconvencional: Desarrollado desde la juventud, donde la persona tendrá la capacidad de desarrollar sus principios y valores en cualquier lugar que se presente, sin existir alguna distinción para el resultado de beneficios.
- Estadio 5 Se lleva a cabo lo que se presente de acuerdo con las reglas y normas que se manejan en su contexto; no se cambian, únicamente se respetan y se llevan a cabo.
- Estadio 6 La conciencia de cada persona influirá en su actuar; de acuerdo con sus principios de respeto, dignidad, derechos, responsabilidad, etc.
BIBLIOGRAFIA
Rubio, J. (1987). El hombre y la ética. Barcelona, España. Editorial del hombre: Anthropos.
Silvia B. de Lira
