Toda organización desaparece si pierde su razón de ser para las personas que la componen y para el medio circundante. Se puede decir que toda organización es un conjunto de partes interactuantes o interrelacionadas, que poseen una dinámica y una estructura en particular y que no constituyen tan solo un objetivo y un propósito; existen, sobre todo, debido a que cubren una necesidad humana (aunque esta necesidad sea tan solo psicológica)
Son muchos los factores o elementos internos que se podrían mencionar en una organización y que influyen determinantemente sobre ésta; pero no solo existen factores internos, también externamente las organizaciones se ven determinadas, tienen que adaptarse a los cambios que ocurren en un mundo que avanza a pasos agigantados debido a los avances tecnológicos, pero además los estados y gobiernos añaden cambios que deben asimilarse en pro de la subsistencia
Luo y Zhao (2013), indican que la capacidad de las empresas para gestionar sus relaciones con las agencias reguladoras y las instituciones gubernamentales para obtener resoluciones políticas más favorables en transición y las economías emergentes, es un medio para mejorar la permanencia de una empresa en general
Esta capacidad se conoce como la capacidad para prever y actuar con anticipación en lugar de reaccionar inmediatamente a los acontecimientos que suceden en el exterior. El propósito es aminorar la incertidumbre y favorecer el desarrollo manteniendo un intercambio con el medio circundante.
Las organizaciones, así como las acciones políticas, tienen que considerar niveles de participación, tanto individuales como colectivos, la información que se genera día a día, como generar relaciones y mantenerlas, además de cómo mantener un sistema de intercambio (no pueden solo tomar, tienen que representar un beneficio real para la otra parte también).
Por ejemplo, Hillman y Hitt, (1999), afirman que la diferencia de la estrategia política transaccional, donde las empresas esperan el desarrollo de un problema específico de política pública antes de construir una estrategia, implica el grado en que una empresa influye proactivamente en la política, en lugar de monitorear el interés público y participar sólo en cuestiones específicas (es decir, el enfoque transaccional), las empresas que utilizan un enfoque relacional intentan monitorear muchos asuntos a lo largo del tiempo.
Se puede afirmar que estas estrategias o enfoques no solo implican mirar hacia adelante, implican también revisar cómo han evolucionado los mercados, las tendencias y los acontecimientos económico-políticos, cómo se encuentra políticamente una región y hacia dónde se dirige.
Luo y Zhao, (2013), también señalan que una orientación general de la empresa hacia la construcción de relaciones a largo plazo resulta benéfica; esto permite con agencias gubernamentales y funcionarios del país anfitrión influir gubernamentalmente y/o adquirir recursos controlados por el gobierno.
Participar de las decisiones políticas y gubernamentales le permite a toda organización afianzar y reducir situaciones no esperadas, manejar la incertidumbre hasta cierto punto. Como ejemplo se encuentra el siguiente caso expuesto por Carrillo y Gomis (2009):
“Las empresas mexicanas se vieron obligadas a reaccionar ante la apertura económica desde los años ochentas, CEMEX fue la primera que se convirtió en empresa transnacional con negocios en todo el mundo. Algunas empresas intentaron transformarse en actores regionales mediante el aumento de sus procesos de internacionalización de manera relativamente independiente (ALFA, SAN LUIS RASSINI, BIMBO, IMSA, TELMEX), o sobre la base de un modelo relacionado con las transnacionales extranjeras (AMÉRICA MÓVIL, GRUMA, NEMAK, MABE). “Los principales factores de atracción han estado relacionados con las ventajas que ofrecía la ubicación en el país receptor (oportunidades de crecimiento, proximidad geográfica, redes de empresas latinoamericanas), lo cual coincide con los objetivos de las empresas buscando nuevos mercados, consolidar los mercados de exportación ya existentes y mejorar la posición dentro la cadena del valor”. |
Se puede concluir que es necesario incorporar en los planes estratégicos de toda organización, enfoques y prácticas que permitan prever situaciones tanto internas como externas y que le admitan además participar activamente de los cambios que ocurren en su entorno, y aunque esto resulta difícil en ocasiones, es completamente necesario si se quiere seguir existiendo en un mundo que cambia y avanza rápidamente.
REFERENCIAS
Carrillo, J. y Gomis, R. (2009). Corporaciones multinacionales en México: un primer mapeo. Disponible en: https://nanopdf.com/download/corporaciones-multinacionales-en-mexico_pdf
Hillman, A., y Hitt, M. (1999). Corporate political strategy formulation: A model of approach, participation, and strategy decisions. The Academy of Management Review Vol. 24, No. 4 (Oct., 1999), pp. 825-842 (18 pages). Disponible en: https://www.jstor.org/stable/259357?seq=1
Luo, Y., y Zhao, H. (2013). Doing Business in a Transitional Society: Economic Environment and Relational Political Strategy for Multinationals. Business & Society. 52(3) 515–549. Disponible en: https://journals.sagepub.com/doi/10.1177/0007650309338365
Jesús Emmanuel Martínez Velasco
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