De acuerdo con la UNICEF (2017), el abuso sexual de un menor sucede cuando este es utilizado para la estimulación sexual de un agresor (un adulto conocido o desconocido) o la gratificación de un observador. Implica toda interacción sexual en la que el consentimiento no existe o no puede ser dado, independientemente de si el niño entiende la naturaleza sexual de la actividad e incluso cuando no muestre signos de rechazo.
En la práctica, precisar y validar un diagnóstico de abuso sexual es un proceso complicado y delicado que tiene consecuencias en el ámbito legal, familiar, psicológico y emocional. Para diagnosticar un abuso sexual es importante reconocer síntomas e indicadores, además del relato de los hechos que refiere la víctima, estos indicadores pueden ser de índole física, emocional, psicológica, etc.
En el caso de sospecharse abuso sexual, la evidencia médica requiere que el profesional en esta área de conocimiento (pediatra o ginecólogo) determine mediante el examen del menor si existen lesiones, infecciones o enfermedades de transmisión sexual, así como la presencia de otros trastornos como estrés, enuresis, encopresis, dolores de cabeza y abdominales sin causa orgánica, etc.
Respecto a los indicadores psicológicos, las conductas autoeróticas e hipersexualizadas como acercamientos inapropiados a los adultos, tratar de tocar los genitales de un adulto por ejemplo o realizar movimientos copulatorios, son elementos que se pueden presentar se durante la valoración del menor por parte del profesional.
En el ámbito social y educativo también pueden existir referencias a fracaso escolar (en donde es necesario indagar las causas). Las reacciones y actitudes de los padres son otros elementos a considerar en el diagnóstico, por ejemplo si alguno de ellos hace demasiado énfasis en preservar el secreto sobre el abuso o la insistencia en que se trata de una equivocación o mal interpretación por parte de la víctima.
El abuso sexual como conducta abarca una gran cantidad de actividades, con o sin contacto físico y no es exclusiva de los varones, posee diversos indicadores en varios ámbitos y es necesario para su diagnóstico el uso de diferentes técnicas e instrumentos.
La observación, la entrevista, las técnicas e instrumentos son complementarios, se validan mutuamente y juntos proporcionan más información que aislados. Cada uno de ellos constituye un aspecto del estudio total del sujeto examinado, dentro de una concepción integral del sujeto en sus múltiples facetas (Díaz, 2011).
Además es necesario mediante la obtención de datos descartar otros problemas debido al contexto familiar o de los padres, tal es el caso de la alienación parental, en donde la falsa denuncia de abuso sexual o físico es un recurso legal muy utilizado.
REFERENCIAS
Díaz, L. (2011). La observación. México: Universidad Nacional Autónoma de México. Disponible en: http://www.psicologia.unam.mx
UNICEF (2017). Abuso sexual contra niños, niñas y adolescentes: Una guía para tomar acciones y proteger sus derechos. Consultado el 7 de diciembre de 2021. Disponible en: www.unicef.org.ar
Jesús Emmanuel Martínez Velasco
jemartinez@clea.edu.mx