De acuerdo con la NORMA OFICIAL MEXICANA NOM-036-SSA2-2002, vacuna es una suspensión de microorganismos vivos atenuados, inactivados o sus fracciones, que son aplicados a individuos con el objeto de inducir inmunidad activa protectora contra la enfermedad infecciosa correspondiente. Una vez que nos vacunamos, el sistema inmunológico producirá anticuerpos, ya que es la misma reacción que sucede cuando nuestro cuerpo se expone a una enfermedad; la diferencia es que las vacunas contienen cierta cantidad de microbios (ya sean virus o bacterias) los cuales están debilitados o incluso muertos para evitar que la enfermedad provoque complicaciones más graves. Hay distintas maneras para introducir las vacunas en nuestro organismo: de forma oral, inyectada o incluso mediante nebulización (Lancet. 1990).
Sabemos que las vacunas han sido un gran avance médico logrando que muchas generaciones tengan mejores oportunidades para enfrentar enfermedades que, con el tiempo, van evolucionando.
Su historia comenzó cuando la viruela invadió la Inglaterra Jenneriana, así como todo el continente europeo; esta enfermedad era proveniente del ganado y aunque era poco común, el proceso de contagio se daba entre la población que se dedicaba a ordeñar la leche de las reses; uno de los síntomas más comunes que presentaba eran pústulas en las manos, así como en otras partes del cuerpo. Esta situación llevó a contabilizar la cantidad de contagios en la población; Bills of mortality fue un documento donde se recabaron las primeras estadísticas de mortalidad que causó dicha enfermedad, en el cual se observó un 15% del total de fallecimientos por esta causa (Tuells, J. 2007).
Es aquí cuando el doctor Edward Jenner, médico inglés, muestra sus investigaciones; otros tantos personajes científicos y médicos ya habían aportado algunas publicaciones sobre la vacuna antivariólica, un ejemplo fue el francés Jacques-Antoine Rabaut-Pommier, quien ya había realizado un análisis sobre una posible evolución más benévola de la viruela con respecto a los campesinos que fueron infectados al ordeñar sus vacas. Apoyado en dichas observaciones, Jacques se comunicó con el propio Jenner sobre sus aportaciones (de Micheli, A., & Izaguirre-Ávila, R. 2011).
Hace más de 200 años, en 1775, cuando Jenner analizaba la viruela de reses y la de los humanos, se dio cuenta de que las vacas que estaban infectadas de la enfermedad bovina no podían contraer la enfermedad humana; después de un arduo análisis, Jenner experimentó vacunando a un menor de 8 años (James Phipps) una linfa, la cual se obtuvo de una vaca que padecía “cowpox” (viruela bovina), específicamente procedente de las ampollas de las manos de una campesina llamada Sarah Nemes, la cual estaba infectada de viruela bovina; gracias a esto el experimento pudo continuar. Un mes y medio después Jenner le administró a la menor dosis de smallpox (viruela humana) y como resultado, el niño quedó completamente inmunizado contra la viruela humana. Gracias a este exitoso experimento, el doctor Berkeley vacunó a su hijo, detallando que todo había salido conforme a las investigaciones de Jenner ya que en 1798 se publicó un libro que logró impresionar a toda Europa (de Micheli, A., & Izaguirre-Ávila, R. 2011).
Debido a dichas investigaciones las vacunas fueron enviadas a colonias españolas, así como a la Nueva España; se menciona poco pero también se enviaron a Sudamérica. Se dice que el 8 de marzo de 1805 después de haber estado en Santa Fe de Bogotá se dirigieron a Popayán, ya que se había iniciado una epidemia de viruela ahí; un portugués llevó la vacuna a Montevideo y de ahí tanto a Buenos Aires como a Santiago de Chile; las estadísticas señalan que se pudieron inmunizar a 22,726 personas (de Micheli, A., & Izaguirre-Ávila, R. 2011).
La palabra vacuna fue asociada por la viruela durante muchos años; cuando Jenner publicó en 1798 su investigación acuñó el término de vacuna del latín “vacca”; a partir de ahí varios personajes que han sido relevantes en la ciencia e incluso en la medicina, como Pasteur, quien creó una metáfora dando a entender que cuando hablaba de vacunas era acerca de una forma de combatir enfermedades. Por último, se ha confirmado que las vacunas son uno de los éxitos de la medicina moderna y un gran ejemplo es que las enfermedades graves han disminuidos de una forma dramática; incluso debemos agradecer que, cuando una enfermedad comenzó a mostrar dificultades, la vacuna y dichas investigaciones fueron de gran ayuda para lograr un avance médico de una forma impresionante, mismas que en la actualidad nos han dado una esperanza para poder combatir ante una de las situaciones más complicadas en el mundo entero, el COVID-19 y sus variantes. (Abad Vila, M. 2021) (James 2014).
En la figura se muestra el trabajo de Jenner al analizar la viruela bovina, la aplicación de la primera vacuna a un niño y la protección que muestra la aplicación a un niño vacunado con respecto a uno no vacunado.
Figura 1.
Referencias
Tuells, J. (2007). La decisiva contribución de Edward Jenner (1749-1823) a la defensa contra la viruela. Vacunas, 8(1), 53-60.
Campos-Macías, P., & Vargas-Origel, A. (2018). La vacunación de un niño. La vacuna de la viruela. Parte 1. Dermatol Rev Mex, 62(4), 367-370.
de Micheli, A., & Izaguirre-Ávila, R. (2011). La vacunación antivariólica antes y después de Jenner. Revista de Investigación Clínica, 63(1), 84-89.
Abad Vila, M. (2021). James (2014) de Claire Oakley. Edward Jenner y la vacuna contra la viruela.
BBC News Mundo. 2022. Cómo una ordeñadora de vacas le dio a Edward Jenner la clave para descubrir la vacuna contra la viruela (y lo convirtió en el médico más famoso del mundo) – BBC News Mundo. [online]
Historyofvaccines.org. 2022. El gran avance de Jenner | La Historia de las Vacunas. [online] Available at: <https://www.historyofvaccines.org/es/node/1579> [Accessed 20 January 2022].
HealthyChildren.org. n.d. Historia de las vacunas. [online]
Montalvo Olguín Irlanda Gabriela,
Pérez-Martínez Iza